miércoles, 25 de noviembre de 2009

Hechos Historicos.


En el año 1907, al norte de nuestro país, Iquique y la Escuela de Santa María fueron protagonistas y testigos de un cruel e inesperado acontecimiento.
Un 19 de Diciembre, y frente a la posición huelguista de los obreros de la salitrera, el Intendente Carlos Eastman arribó a Iquique, en donde se reunió en primera instancia con el comité General de Huelga y luego con los dirigentes de la Combinación Salitrera, con el fin de lograr un consenso con las partes involucradas.
En estas sucesivas reuniones, quedó de manifiesto la intención y/o voluntad de los empresarios salitreros de estudiar y resolver estratégicamente las peticiones realizadas por los operarios, así como también expresaron la negativa de discutir desde la presión que estos ejercían con la huelga, ya que de aquella forma irían perdiendo su prestigio moral y el respeto que debe poseer un patrón ante sus trabajadores.
Frente a los constantes rechazos de los obreros hacia las propuestas que los empresarios hacían, en donde se exigía cosas como mejorar la calidad de trabajo, salarios, etc. y no era otorgada por parte de los empresarios, fue necesaria una nueva reunión del Intendente con los trabajadores, no obstante estos últimos no fueron convencidos acerca de lo que les sugerían como conveniente. A partir de ello, el malestar de los empresarios comenzó a tomar mayor peso y preponderancia.
Un día, y frente a las negativas de los obreros, estos fueron llamados, los reunieron y sin pensarlo siquiera desde la perspectiva humana, en la escuela Santa Maria de Iquique los militares abrieron fuego y mataron a los obreros de la Salitrera.

Frente a este hecho escalofriante e inhumano, Eduardo Devés, autor del escrito que narra lo sucedido, señala que existe un tipo de contradicción de intereses tanto entre los salitreros y el fisco, por un lado, como de los trabajadores y las autoridades por otro; ya que estaban convencidas que los miles de obreros chilenos, peruanos y bolivianos que habían bajado desde la Pampa y unido su movimiento reivindicativo al de sus compañeros iquiqueños, constituían una amenaza real o potencial para la seguridad de la ciudadanía, para sus vidas y propiedades.

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